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domingo, 27 de abril de 2014

LAS ROSAS TAMBIÉN TIENEN ESPINAS


LAS ROSAS TAMBIÉN TIENEN ESPINAS

Me llamo Luís, tengo 23 años y hasta hace un tiempo estuve enamorado de una chica. Carolina.
-      Hola Carolina.
-      ¡Hombre Luís! Hace ya casi un mes que no venías por aquí.
-      Lo sé, pero estuve muy liado con los exámenes finales…
-      ¿Y qué tal fueron?
-      Bien, valió la pena estudiar tanto. Emm... oye Carol…
-      Dime.
-      Ehh… pues… verás es que…
-      Luís dímelo venga, que somos amigos.
-      Ese es el problema –solté.
-      ¿Cómo?
-      Mira, hace un año nos conocimos aquí mismo, en este bar y nos hicimos muy amigos. Últimamente estoy un poco distinto contigo porque no quiero que seamos solo amigos, me gustas mucho Carol. Y… ¿te gustaría que fuéramos algo más que eso? –por fin dije.
-      No sé que decir, me has dejado sin palabras, no me lo esperaba.
-      Tú solo responde a mi pregunta, por favor.
-      Luís como tú bien has dicho, somos amigos, pero no creo que funcionásemos como pareja. Lo siento mucho de verdad.
-      Ahh…
-      Pero, ¿te puedo pedir un favor que quizás es un poco egoísta por mi parte?
-      Sí –respondí con un monosílabo por segunda vez.
-      ¿Podemos hacer como si nada de esto hubiera pasado y seguir tan amigos como siempre?
-      Carolina, si te digo la verdad ahora mismo me costaría mucho. Pero posiblemente en unos días, semanas, o incluso meses ya no te vea como una novia, sino solo como una amiga. Entonces, por mi parte, podremos volver a ser amigos.
-      Lo entiendo –me contestó.
-      Adiós Carolina.
-      Hasta luego Luís.
Tres meses después seguía enamorado de ella y justo el 14 de febrero, puse la radio y hacían un especial de San Valentín que trataba de que la gente se tenía que declarar en directo. Entonces, aún no sé por qué razón, llamé y me declaré por segunda vez.
Con el tiempo Carolina se enteró y lo único que me dijo fue que era muy bonito lo que había hecho. Nada más.
Ese mismo año me hice amigo de una chica muy simpática en quién confiaba (y sigo confiando) plenamente. Le conté mi historia con Carol y ella me dijo algo que me sirvió de mucha ayuda para superar eso: “Siempre tienes que buscarle el lado positivo a las cosas, es decir, si ella no te dio más razones por las que te rechazó que la típica de  “no funcionaríamos como pareja”, podría haberlo hecho por millones de cosas, así que juega con tu imaginación y no pienses lo peor. Olvídala y pasa a otra cosa porque seguro que hay muchísimas chicas ahí fuera que están esperando a conocer a alguien como tú. Y no te tienes que encerrar en que hubo una chica que te rechazó, sino en que hubo una chica que no te supo valorar lo suficiente”.



Esta historia está basada en hechos reales que le ocurrieron a un amigo mío. Le quiero agradecer por dejarme usar su historia en mi relato y por darme la idea del título. Muchas gracias de verdad.

domingo, 25 de agosto de 2013

Padre e hija

PADRE E HIJA


  Érase una vez una padre que quería mucho mucho a su hija pero ésta no le hacía caso. Cuando ella era pequeñita solo quería estar con su mamá.
 A medida que fue creciendo también dedicó tiempo a su padre pero tampoco el suficiente y él, para llamar su atención la molestaba y le decía muchas tonterías.
 Un día cuando ella ya era adulta, vivía en otra ciudad y estaba casada y con hijos se enteró de que su padre se había puesto muy enfermo.
 Cuando lo supo lo dejó todo y fue a verle. Al llegar al hospital le dijeron que estaba bien, que se iba a curar.
 Entonces la mujer se derrumbó y se dio cuenta de que había sido una mala hija. No le había demostrado a su padre lo mucho que lo amaba.
 Cuando pudo recibir visitas fue a verle y se disculpó muchas veces por no haberle dicho cuánto lo quería. Él la perdonó y ella le prometió ir una vez cada dos semanas a visitarlo a él y a su madre.
 Y así lo hizo.
 A partir de ese momento trató de recuperar todo el tiempo perdido con su padre, sin desatender a su madre.
 Aprendió a disfrutar al momento de todo porque cuando menos te lo esperas lo que más quieres en este mundo ya no está y te das cuenta de que ya no vas a tener la oportunidad de disfrutarlo y decirle cuánto lo amas.

sábado, 1 de junio de 2013

Vive la vida

VIVE LA VIDA


Eran las 10 de la mañana del 14 de febrero cuando Margarita Casas empezaba con su rutina diaria de repartir envíos de flores a diferentes lugares de la ciudad de Barcelona.
A Margarita, su trabajo no le apasionaba, pues siempre repartía ramos que hombres encargaban para sus mujeres, o novios a sus parejas. El día de San Valentín era especialmente el día del año que menos le gustaba. Y todo porque ella quería tener un novio que la quisiera, que le diera cariño y la respetara, pero sus relaciones no duraban demasiado tiempo. El último reparto del día, era para una mujer llamada Agnès. Cuando llegó a casa de esa tal Agnès, toco el timbre y le abrió una mujer mayor que le dijo:
-       Buenos días, ¿qué deseas jovencita?
-       ¿Es usted Agnès?
-       Sí, la misma.
-       Vengo a entregarle este presente –dijo Margarita-.
-       ¡Pero qué flores más bonitas! Seguro que es cosa de Juan, mi marido. Hoy es nuestro aniversario. Por favor querida, pasa, entra a mi casa.
-       No, muchas gracias. Tengo que irme ya.
-       Insisto. Ven, tomemos un café que a estas horas mi marido está trabajando y estoy aburrida aquí sola –manifestó Agnès-.
-       De acuerdo, pero solo un café y me marcho.
Las dos mujeres entraron en la casa y mientras Agnès preparaba los cafés, Margarita se sentó en el sofá. Cuando Agnès volvió se sentó junto a la joven repartidora y empezaron a charlar.
-       Bueno, y dime, ¿cómo te llamas? –preguntó Agnès.
-       Margarita, pero mis amigos me llaman Marga.
-       Bonito nombre. ¿Cuántos años tienes?
-       Veinte, bueno, mañana cumplo veintiuno.
-       ¡Pues felicidades!
-       Muchas gracias.
-       Supongo que tendrás novio ¿no?
-       Ya me gustaría… ¡Mi relación más larga ha durado un mes! No es que tenga mucha suerte con los hombres –espetó Marga triste-.
-       Yo tampoco la tenía ¡y mira cómo acabé! Con un marido que cada aniversario me regala un ramo de flores. Te voy a contar una historia:
cuando yo era joven no era la típica chica con un montón de amigas y aún menos con novio. Mi única amiga, que se llamaba Elisa, siempre hablaba con los chicos, pero yo era muy tímida y no me atrevía. Una noche, en la discoteca, se me acercó posiblemente el chico más guapo de toda Barcelona y empezó a hablarme. Se llamaba Eric. Pero como te he dicho antes, yo era tímida y esa timidez me provocaba a su vez torpeza. Se me trababa la lengua cuando le hablaba y creo que alguna que otra vez le escupí. Pero eso a él no le importó, porque yo le gustaba de verdad. Empezamos a quedar y yo fui perdiendo esa timidez y esa torpeza. Pero un día descubrí que me había engañado con otra chica. En ese momento me sentí la chica más desgraciada del mundo y Elisa me intentó animar diciéndome que Eric no me merecía, que yo era demasiada mujer para él. Pero nada me animaba. Yo le quería. Me pasé un mes sin querer saber nada de ningún chico. Cuando íbamos de fiesta intentaba no mirar a los hombres, para evitar volverme a “enamorar”. Simplemente me concentraba en pasármelo bien con Elisa. Hasta que le vi. Entonces supe que mi historia con Eric no había sido nada. Y como yo sí creo en el amor a primera vista, me enamoré de verdad. Él también me vio y me sonrió. No hará falta que te cuente el final por dos razones: 1- Basta que mires la foto en que salimos Juan y yo en nuestra boda. 2- El final aún no ha llegado.
En fin, esta es mi historia. Ahora llevamos 52 años casados y sigo queriendo tanto a Juan como el primer día en que le vi en aquella fiesta. A lo mejor te ha parecido un poco cursi, pero el amor es así. Con esto te quiero decir que no te apures en encontrar el amor. No tengas prisa, porque cuando de verdad estés enamorada, lo sabrás. La palabra AMOR es muy seria, así que no la confundas con la de “cariño” porque no son sinónimas. Y quiero que, aunque casi no me conozcas, confíes en mí y me hagas caso en lo que te voy a decir: vive la vida, eres muy joven y tienes toda la vida por delante, así que aprovéchala, no pienses solo en el amor porque esta simple palabra te hará pasar momentos malos y buenos pero no puedes depender siempre de si tienes novio o no, porque mientras lo pienses ya se te habrá pasado el tiempo y habrás desperdiciado valiosos años de tu vida solo pensando en el amor. Así que te vuelvo a repetir: VIVE LA VIDA.


martes, 21 de mayo de 2013

Nada es imposible

Nada es imposible



Hace unos cuantos años, nació un niño el 13 de abril pero desgraciadamente el parto se complicó, el niño nació desfigurado y su madre murió.
Cada año Giosué, el niño, lo pasaba muy mal en el colegio ya que se reían de él. Positivo Montones, su padre, que era inventor, siempre le intentaba animar pero no lo conseguía. Lo intentó todo: convencerle para que cambiara de colegio, que le diesen clases en su propia casa, pero Giosué tenía miedo a cambiar. Se pasaba horas intentando conseguir algún remedio para mejorar la autoestima de su hijo; hasta que un día se le ocurrió crear una página web en la que Giosué pudiera escribir como se había sentido cada día. Giosué aceptó, pero lo que no supo era que Positivo había inventado un link a esa página para que todos los que la leyeran pudieran enviarle una especie de mensaje pero con el ordenador (que posteriormente se llamaría e-mail) para apoyarle (positivom@nadaesimposible.com). El niño fue escribiendo cada día sus sentimientos y cuando su padre leía lo que Giosué había escrito se emocionaba. También iba recibiendo e-mail de apoyo y hubo uno algo especial:
-“ Querido Giosué, siento mucho lo que te está pasando y mi historia es muy parecida a la tuya, bueno, lo era porque gracias al apoyo de mucha gente conseguí el dinero suficiente como para poder operarme y conseguir ser una persona como las demás, pero ahora lamento haberlo hecho. Puede que mi cara sea normal pero lo único que conseguí fue ser como todos querían que fuese. Descubrí que cada persona es como es y para sentirse bien no hace falta ser como los demás. Tienes que ir con la cabeza bien alta y luchar por lo que quieres. Pero primero debes saber bien qué es eso que tanto ansias ser o tener.”
Tras leer eso, Positivo le contó a Giosué lo de los e-mails y le enseñó ese en concreto.
A partir de ese momento Giosué nunca tiró la toalla, siempre miró hacia delante.
Ahora ha terminado la carrera y ya es muy conocido por ser positivo y por eso le llaman Positivo Montones Junior. Quiere ser inventor como yo y desde mi punto de vista, su padre, creo que todo lo que se proponga lo conseguirá porque ¡¡NADA ES IMPOSIBLE!!



¿Qué harías por tu mejor amiga?

¿Qué harías por tu mejor amiga?


Un cuarto de hora más tarde de la acordada y al ver que Sandra, su mejor amiga, no iba a llegar a tiempo para ir a la fiesta de su propio hermano, Helena decidió subir al autobús sola. Ya dentro recibió un mensaje de Sandra:
“Si quieres volver a ver a Sandra estarás en la Plaza de España en quince minutos”.
Lo leyó varias veces al no dar crédito a lo que estaba leyendo. Se levantó de su asiento y corrió hacia el conductor, pero el autobús ya había empezado a circular. Tras varios minutos de discusión el hombre accedió a parar el bus. Helena salió de allí a toda velocidad en dirección a la Plaza de España.
 Diez minutos más tarde con la respiración entrecortada y maldiciendo no haber hecho ejercicio durante dos meses, divisó a Sandra, pero no estaba sola. Iba acompañada de dos hombres cuarentones y de aspecto descuidado. Conforme se iba acercando pudo ver que la cara de Sandra  reflejaba ¿miedo? No podía ser, su amiga del alma, “la veinteañera que no teme a nada”, ¿con cara de miedo?.
Al llegar donde estaban aquellos desconocidos y Sandra, descubrió la respuesta a su pregunta. Uno de los hombres tenía una navaja, cuya punta estaba posada en la espalda de su mejor amiga. Miró a Sandra y luego a aquel despreciable hombre. No entendía nada, ¿cómo podían dos jóvenes que estaban acabando la carrera de Medicina, que siempre estaban en casa estudiando, que solamente salían los viernes por la noche y los sábados, haberse metido en aquel lío?
Al rato se les acercó un cincuentón gordo con cara de circunstancias que solo hizo una pregunta:

-       -Helena, ¿qué harías por tu mejor amiga?.

Esa pregunta la descolocó, ¿cómo podía saber aquel hombre su nombre?, ¡¿por Sandra?!, ¿qué le iban a hacer a Sandra? Miró a su alrededor ¿es que nadie se estaba dando cuenta de lo que estaba pasando entre esas personas? Ya al borde de un ataque de ansiedad contestó:

-       -haré lo que sea por Sandra, lo daré todo por ella si hace falta.
-       -bien, lo que suponía, entonces os venís las dos. Y por cierto me podéis llamar Josh.

El hombre que quedaba sin hacer nada cogió del mismo modo a Helena y las metió a las dos en un Rolls Royce negro. Josh se sentó en el asiento del copiloto y los otros dos hombres se fueron andando tranquilamente. Las dos amigas se miraron y se cogieron de la mano, entonces Helena le preguntó con mucho temor al hombre:

-       -¿por qué nosotras?

Aquel hombre respondió a la pregunta con una carcajada y una simple respuesta: “pronto lo sabréis”.
A los veinte minutos de trayecto llegaron al destino. Era una casa rural muy antigua de la sierra de Madrid, cuyo nombre era “Villa Encina”. A las chicas el nombre les pareció poco trabajado ya que toda la vegetación del terreno eran encinas.
Al salir del majestuoso coche ya las estaban esperando dos matones que las revisaron y les quitaron el teléfono móvil y demás cosas que les permitieran comunicarse con alguien. Entraron en la casa y llegaron a un pasillo con muchas puertas, abrieron una de ellas y las metieron a las dos en una habitación sin amueblar y con olor a humedad. A los cinco minutos llegó Josh y les explicó que sabían que estaban a punto de encontrar la cura para la esclerosis múltiple y que pensaban vender la vacuna a precio de coste, lo que a ellos no les parecía bien. Por lo que las iban a convencer de cualquier forma, incluido el maltrato para que cambiasen el precio.
Al acabar de hablar Sandra dijo que no iban a cambiar de idea bajo ningún concepto. Y Josh le contestó:

-       -eso ya lo veremos.

Y las volvió a encerrar.
Cuando ya no pudieron escuchar sus pasos Helena le mencionó a Sandra:

-       -si esta puerta no tiene más seguridad que una cerradura podemos salir de aquí

 Y se quitó una horquilla.
-       -Mi prima mayor me enseñó este truco cuando yo era pequeña y creo que me acordaré, pero tenemos que pensar cómo llegar a la calle sin que nos pillen, porque seguro que nos están vigilando.
-       -Bueno pues, en lugar de salir nosotras, vamos a intentar que nos saquen de aquí. Porque algún teléfono debe haber por esta casa - dijo Sandra-.
-       -¿Y si nos pillan? -preguntó Helena.
-       -No nos harán nada, nos necesitan vivas, además no vamos a perder nada por intentarlo.”  

Se acercó a la puerta y empezó a hacer unos movimientos con las manos que Sandra no alcanzó ver.

-       -Cuando salgamos de aquí te enseñaré a hacerlo.

Al cabo de unos minutos consiguió abrir la puerta.

-       -Venga, date prisa si no quieres que nos descubran.

Salieron de la habitación y empezaron el camino en busca de algún teléfono. Recorrieron las partes de la casa por las que habían pasado y como no encontraron nada, decidieron entrar en un cuarto que parecía un despacho. Ya dentro les pareció oír una voz que provenía de fuera de aquella estancia; era muy parecida a la de Josh pero no oyeron la de nadie más, por lo que supusieron que estaría hablando por teléfono, ya que no querían arriesgarse a que las viese se escondieron detrás de una mesa.
Cuando Josh acabó, entró en el despacho, dejó el teléfono, cogió unas llaves que estaban encima de la mesa y se marchó. Las chicas pensaron que ese era el momento perfecto para hacer la llamada al 112. Cogieron el teléfono, marcaron y esperaron. Al segundo bip les contestó una voz masculina y  las chicas empezaron a contar lo que les ocurría, dónde se encontraban, etc. El hombre les dijo que iba a enviar a alguien a que las ayudara. Después de colgar oyeron una alarma. Las habían descubierto.